El otro día me invitaron a participar en un grupo sobre una técnica tradicional milenaria. Mediante las sincronías del universo me encontré con una mención a la parábola budista del hombre y la balsa que enseguida relacioné con un pensamiento que sigo desde hace tiempo y que lo relaciono con el ejercicio de la Salud y la Medicina Integrativa.
Hablar de una pieza de un puzzle y dejar el puzzle de lado, acaso ¿tiene sentido?
Gautama Buda contaba a sus seguidores la parábola de la balsa para resaltar la importancia de practicar el desapego y no aferrarse a las cosas, las experiencias o las relaciones.
«Supongan, dijo, que un hombre se encuentra frente a un gran río. Si necesita cruzar a la otra orilla, pero no hay ninguna barca para llevarlo, ¿qué haría? Cortaría algunos árboles, los ataría y construiría una balsa.
«Luego se sentaría en la balsa y usando sus manos o ayudándose de un palo, se impulsaría para atravesar el río. Al llegar al otro lado, ¿qué haría?
“Abandonaría la balsa porque ya no la necesita.
“Lo que no haría sería, pensando en lo útil que le había sido, cargarla sobre sus espaldas y continuar el viaje con ella a cuestas.
«De la misma manera, mis enseñanzas solo son un medio para alcanzar un fin. Son una balsa que os transportará a la orilla del otro extremo. No son un medio en sí mismas, sino un medio para alcanzar la iluminación«.
Si asumes la carga de tu antigua balsa no quedarán fuerzas que te permitan navegar nuevos ríos.
En una sociedad como la actual, donde prima el ejercicio de protocolos y algoritmos queda poco espacio para inducir razonamientos lógicos (e intuitivos) y aunar los conocimientos heterodoxos para generar sinergias singulares e individualizadas.
El alumnado pide recetas y recetas y en las ofertas de formaciones me encuentro tratamiento para el hombro doloroso, asanas de
Yoga para cadera, trata este o aquel problema de esta o aquella manera…
¿donde queda la individualización?
Cada vez me veo con menos ganas de hablar de enfermedades particulares en mis artículos. Es como hablar de una pieza de un puzzle y dejar el puzzle de lado, acaso ¿tiene sentido?
Los fundamentos de una enseñanza deben estar preparados para generar las bases de una mente crítica y abierta, que utilicen los conocimientos adquiridos para construir un itinerario único e individualizado en la salud de la persona.
Asumir la balsa de la parábola y cargarla encima todo el rato es llevar con nosotros decenas de protocolos de terapias que se forjaron con el ánimo de ver una persona y/o animal holística. Es abocar al fracaso desde el principio la terapéutica aplicada a la persona. En ciencia los protocolos, tratamientos y productos cambian y se desestiman, a veces como inadecuados y nos apegamos a ello.
También nos apegamos a la práctica muchas veces desde el purismo que nos enseñó un venerable maestro.
Una vez correctamente entendidos los fundamentos de una disciplina deben ser trasladados y proyectados para comprender el resto del entramado de conocimientos terapéuticos.
Si asumes la carga de tu antigua balsa no quedarán fuerzas que te permitan navegar nuevos ríos.
Por cierto he citado la intuición, esa parte de la inteligencia que procesa en segundo plano