Cáncer de piel en Oncología Integrativa

El remedio para el cáncer de piel que probablemente [nunca escuchaste nombrar] o [no sabias que existía]

Gastón Cornu Labat, MD, Médico Cirujano especialista en Medicina y Oncología. Seattle, WA, EEUU.Gaston Cornu

El cáncer de piel no-melanoma es, por mucho, el tipo de cáncer más común que afecta al ser humano. Los dos tipos más frecuentes son el basocelular y el espinocelular. Típicamente estos canceres son de crecimiento lento y, pudiendo presentarse en cualquier parte, suelen aparecer en aquellas zonas de la piel más expuestas al sol. El otro tipo de cáncer de piel, que se lo llama melanoma, es mucho menos frecuente que estos y tiene un comportamiento distinto por lo que es tema para otro artículo.

En relación al cáncer en general, toda célula de nuestro cuerpo, siendo parte de algún órgano o sistema, sigue reglas de comportamiento resultantes de una combinación de su código genético y su entorno (epigenético) que la llevan a tomar una forma determinada, cumplir una serie de funciones especificas y seguir ciertos ciclos.

En el cáncer, las células que se transforman en anormales o malignas dejan de seguir dichas reglas. Esto lleva consecuentemente a crecimientos y funciones anormales e invasión de otros tejidos u órganos. Las causas principales de estas transformaciones hoy se saben que son mayormente epigenéticas, o sea, consecuencia de la relación de la célula con su entorno. Esta relación, epigenética, se debe entender en toda su dimensión, desde lo inmediato o microscópico hasta lo general, al nivel de la persona y todo lo que la define: su historia, sus hábitos, su alimentación, deficiencias, carga de toxinas, sistema inmune, actividad física, emociones y conflictos, etc., etc. Es como entender una casa no solo en función de su estructura y materiales, sino que, además, en función de la gente que en ella vive, su vecindad, comunidad, ciudad, provincia y país.

Un compuesto natural llamado BEC o glucósidos de ramnosa posee extraordinaria selectividad y especificidad para eliminar células anormales.

Con esto uno puede fácilmente darse cuenta que en casos de problemáticas significativas y de fondo, como el cáncer, en la resolución de dichas problemáticas no se puede desatender o ignorar ningún elemento de pertinencia. Seria como querer resolver una mancha de humedad en la pared con una mano de pintura para que la mancha no sea más visible.

Volviendo entonces al cáncer de piel no-melanoma, el tratamiento convencional se limita a la eliminación de esas células anormales o malignas que están formando el tumor, usando diversas técnicas. La eliminación de células anormales se hace de forma local pero no especifica ni selectiva. Por ejemplo, se remueve quirúrgicamente la parte de la piel con el tumor, incluyendo un margen de piel sana; no se elimina de forma especifica y selectiva solo aquellas células anormales. De la misma forma, alternativamente se usan otras técnicas locales de destrucción de tejidos como foto o crio terapia, o medicaciones como cremas con agentes quimioterapéuticos sintéticos que, de nuevo, no son ni selectivos ni muy específicos. Con esto los resultados son limitados, existiendo un porcentaje significativo de recurrencia (vuelve el cáncer) y efectos secundarios significativos. A esto hay que sumarle las cicatrices y, en ciertos casos, la necesidad de cirugía reconstructiva que inclusive, en ocasiones, injertos. Completado este objetivo entonces, lo común es que, de allí en más, poco y nada de la problemática de fondo del cáncer se explore o atienda en más profundidad.

La medicina integrativa abocada al cáncer, a esto -el buscar la forma más efectiva y segura de eliminar esas células anormales- le agrega el uso de diversas técnicas y terapias para además modificar favorablemente todos los factores personales y ambientales, lo epigenético, que llevaron a esas células a transformarse y que, si no son atendidos adecuadamente, como la mancha de humedad, volverán a aparecer y lo harán probablemente con aún más fuerza. En síntesis, el tratamiento del cáncer no solo consiste en eliminar la manifestación del problema (el tumor) sino que, además, requiere el modificar favorablemente el problema de raíz, las causas de fondo que llevaron a las células a transformarse en malignas.

¿La berenjena tiene propiedades terapéuticas?
¿La berenjena tiene propiedades terapéuticas?

Dado que estos canceres son muy comunes, esto del tratamiento convencional aquí descrito es bien conocido. Sin embargo, en lo puntual de eliminar células anormales de forma específica y selectiva, existe un remedio para el cáncer de piel que probablemente nunca habías escuchado nombrar. Extraído de plantas de la familia de la berenjena, Solanaceae, existe un compuesto natural llamado BEC o glucósidos de ramnosa, que poseen extraordinaria selectividad y especificidad para eliminar solamente células anormales. Cuando es formulado en crema, este compuesto ha demostrado en numerosos estudios a lo largo de los últimos 30 años ser altamente efectivo y especifico en eliminar solo las células anormales sin afectar a células normales vecinas. Y ¡sí! ya existe desde hace más de 3 décadas y, siento mucho la repetición, pero, ¡probablemente nunca lo habías escuchado nombrar! Por ser un compuesto natural, BEC ha demostrado ser también extremadamente seguro, sin efectos colaterales significativos.

Ahora sí, sumando a este tratamiento natural efectivo y seguro de los canceres de piel no-melanomas las medidas necesarias para las modificaciones de aquellos factores contribuyentes a nivel epigenético, como ser la dieta, actividad física, resolución de conflictos y fuentes de estrés entre otras cosas, podemos entonces resolver de forma integrativa y profunda la problemática del cáncer.

Para más información sobre BEC, la cura de la berenjena, y medicina integrativa, dirígete a www.bioparadigm.com

BIBLIOGRAFIA:

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[6] Solasodine glycoalkaloids: a novel topical therapy for basal cell carcinoma. A double-blind, randomized, placebo-controlled, parallel group, multicenter study. Sangeeta Punjabi MBBS, DipNBE (Dermatology), et al. International Journal of Dermatology 2008, 47, 78–82

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