Nutrición deportiva: un aliado para el éxito

Hace un año, en estas fechas, impartí varios talleres de nutrición y suplementación deportiva para policías, bomberos y técnicos deportivos municipales.

El público, exigente, obligaba estar a la altura y he de decir que quedaron encantados. Y es que casi todos reconocieron, que en el mundo de la nutrición deportiva, los mitos arraigados – o las modas – no siempre son las cosas que funcionan.

Fundamentalmente porque todo buen tratamiento o enfoque terapéutico, si no se personaliza, será solo un remedio a medias… o ni eso. Los resultados se consiguen, además de con constancia, adaptándolos a lo que cada quien necesita. Porque su cuerpo, sus circunstancias y sus objetivos son distintos a los de cualquier otro. Y aunque pueda haber muchos puntos en común entre tratamientos distintos, la llave del éxito será ajustarlo siempre a la persona que tenemos delante.

Pensemos en la variedad enorme de prácticas deportivas que existen hoy en día, y dentro de ellas, sus variables… ¿Cómo abordar la nutrición en cada caso? ¿Cómo acertar con los suplementos? En primer lugar conociendo qué quiere conseguir con eso quien practica un deporte u otro. En segundo lugar, haciendo una historia clínica que nos permita entender cuál es el terreno de base: ¿toma medicación?, ¿padece alguna patología?, ¿ha tenido lesiones?, ¿funciona bien su sistema digestivo?, ¿en qué estado está su inmunidad? ¿y su circulación?, ¿tiene limitaciones dietéticas? y otra serie de cuestiones que irán componiendo la panorámica completa sobre la que construiremos ese trabajo nutricional.

Me he encontrado personas que entrenaban mucho y no conseguían ganar masa muscular. Otras que creían que comían muy sano, iban al gimnasio y se privaban de muchas cosas y aún así no adelgazaban. O los que son capaces de hacer una ultra de montaña y después estar tres meses encadenando molestias musculares, digestivas y resfriados considerando eso como algo «normal». Y como no, los que empiezan a preparar algún tipo de competición pensando que con el entrenamiento físico un par de meses antes – y cenar pasta o patata cocida la noche previa – es suficiente. Salvando las causísticas individuales, la pata que cojeaba en todos era una alimentación mal enfocada.

¿Acaso es sensato pensar que la ingesta calórica, la cantidad de macronutrientes y la distribución horaria de los mismos puede ser igual para un hombre de 44 años que practica 5 días por semana para un triatlón, que para una mujer de 55 años que ha empezado a hacer pilates y a caminar por recomendación de su médico? Parecerá una exageración comparar ambos ejemplos, y sin embargo estas cosas ocurren, y ves a la señora pensando que tiene que comer tal cantidad de proteínas al día o al atleta (amateur, pero atleta al fin y al cabo) tomando hidratos de carbono simples un día sí y otro también. Ok, no es un pecado… pero tampoco lo más adecuado o eficaz.

Si además nos adentramos en el mundo de la suplementación, el guirigay está asegurado. A veces es incluso un poco caótico para los profesionales sanitarios, ya que la cantidad abrumadora de productos que hay en el mercado y las múltiples opciones de combinación llegan a empañar cuál es el objetivo prioritario y cuál es la forma más directa de llegar a el. Sin el adecuado asesoramiento, basado en la historia clínica, las necesidades actuales del paciente, y con una estrategia terapéutica definida, el resultado habitual suele ser un totum revolutum donde no queda claro para qué se toma cada suplemento.

La cuestión en juego es optimizar lo que comemos y tomamos para conseguir unos objetivos concretos – mejora del rendimiento, pérdida de masa grasa, ganancia de masa muscular, etc – y para mantener un equilibrio entre la ingesta y el ejercicio, teniendo siempre a la vista la influencia de la alimentación – y del entrenamiento inadecuado – en la aparición y recurrencia de lesiones (sobre todo las más habituales: agujetas, tirones, calambres, contracturas, en las que confluyen causas comunes) y muy muy importante: asegurar una adecuada hidratación!!! Preferentemente con agua – ese nutriente olvidado – o en algunos casos con bebidas energéticas que no contengan la desastrosa cantidad de azúcares refinados habituales en tantos y tantos productos.

Está claro que sobre este asunto podemos escribir ríos de tinta, pues es amplísimo y lleno de posibilidades. Sin embargo, la idea principal que quiero trasmitir con esta entrada es la importancia de enfocar las cosas con sensatez  y rigor. Así que si eres de l@s que entrenan con frecuencia, preparas competiciones deportivas o te tomas en serio el cuidarte, no dudes en consultar con un especialista para asegurarte de hacer las cosas lo mejor posible. Están en juego no solo los buenos resultados, sino nuestra salud y bienestar general. 

(Si quieres echar un vistazo a un trocito del curso, míralo aquí)

 

Beatriz Daza

Graduada en Enfermería por la U. Complutense de Madrid Master en Cuidados Paliativos por la U. Camilo José Cela Diplomada en Medicina Tradicional China por la Fundación Europea de MTC Asesora nutricional y docente.

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